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La gran ciudad que podría quedarse sin agua en 90 días 28/Mar/2024 INTERNACIONAL

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El destino turístico más popular y visitado de Sudáfrica y de todo el continente africano pudiera estar a punto de perder uno de sus valores más vitales.

Esta semana, un comunicado firmado por la alcaldesa de la ciudad, Patricia De Lille, ha hecho saltar las alarmas de las empresas, las instituciones y toda la ciudadanía. La idea es una sola: las represas de Ciudad del Cabo se encuentran en límites insospechados hace unos años, por lo que las autoridades pretenden echar a andar una serie de proyectos para frenar esa situación.

Ahora bien, si estos no salen adelante… pues como en las peores imágenes de otros puntos del planeta, Ciudad del Cabo tendrá que disponer de puntos artificiales de repartición de agua para que la población acuda y se sirva de manera racionada.

Entre las causas de esta situación se encuentra la fuerte sequía que azota a la región desde hace ya tres años, provocado básicamente por el incremento inusitado del dióxido de carbono en la atmósfera.

Según Kevin Winter, profesor de la facultad de Ciencias Ambientales y Geográficas de Universidad de Ciudad del Cabo, otra razón de peso es el crecimiento demográfico. Con un boom poblacional del 79%: desde 1995, la segunda ciudad en importancia en Sudáfrica pasó de 2.4 millones de habitantes en ese año a unos 4.3 millones abriendo este 2018.

En paralelo, en ese mismo período la capacidad de las represas solo ha aumentado en un 15%, por lo que no se corresponde el crecimiento del número de habitantes con la posibilidad de almacenar suficiente agua para satisfacer sus demandas.

De manera que ahora mismo a la ciudad le quedan nada menos que 90 días, tres escasos meses para solucionar esta grave situación. Tras observar los niveles de los embalses y el estado de los proyectos paliativos, la alcaldesa ha fijado una fecha precisa, el próximo 22 de abril, como el día en que los habitantes de Ciudad del Cabo verán desaparecer el agua de sus grifos.

El “día cero”, como se le ha nombrado, es calculado todas las semanas según la capacidad actual del yacimiento y el consumo diario. Para esa fecha, las el agua de las represas estará a un 10%, por lo que sería imposible bombearla ya que a ese nivel se mezcla todo con el fango del lecho de los embalses. De ahí que las autoridades municipales han decidido que una vez que las presas alcancen el 13.5% de su capacidad, el suministro municipal de agua se apagará para todos los servicios, excepto los esenciales, como los hospitales.

Para esa fecha, de cumplirse los tristes pronósticos, los residentes tendrán que ir a uno de los 200 puntos de agua municipales fijados en toda la ciudad, donde recogerían un máximo de 25 litros (6.6 galones) al día. Guardias armados estarían listos entonces para mantener la paz y evitar que nadie tome más de lo que les corresponde.

Pero antes de que esto ocurra, el gobierno local intenta echar a andar plantas de desalinización que convertirían en potable el agua del mar. También se trabaja en proyectos de extracción de agua subterránea y en programas de reciclaje de las aguas usadas.

Desde ya, las plantas de limpieza de vehículos y hasta el rellenado de piscinas han sido prohibidos, mientras los negocios deberán reducir su consumo del preciado líquido entre un 45% y un 60%.

En los hogares, las sesiones de duchado no deberán exceder los dos minutos, no se podrá regar el jardín, se deberá descargar el inodoro cuando sea imprescindible y se limitará seriamente el uso del lavavajillas y la lavadora.

Como medida punitiva, se han establecido multas de entre 400 y 800 dólares para quienes violen las regulaciones.