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Por qué Trump quiere que las campañas políticas entren en las iglesias 19/Abr/2024 INTERNACIONAL

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Los grupos conservadores cristianos aplaudieron la ofrenda: en su discurso durante el Desayuno Nacional de Oración, el presidente Donald Trump prometió de nuevo "deshacerse y destruir totalmente la Enmienda Johnson y permitir a nuestros representantes de la fe hablar libremente y sin temor a represalias".

Ya lo había dicho durante la Convención Republicana en julio, donde también fue aplaudido por líderes religiosos e incluso pastores que tienen curules en el Congreso. A Trump le parece que la enmienda, introducida por Lyndon Johnson -entonces senador de Texas- en 1954, “amenaza” a las instituciones religiosas con la pérdida de exención de impuestos si “hacen campaña abierta sobre sus visiones políticas”

La enmienda es uno de los ejemplos legislativos más claros de la separación de la iglesia y el estado en EEUU y está incluida en el código tributario del país.

Pero cuando Johnson la introdujo su objetivo no eran las instituciones religiosas sino las organizaciones sin fines de lucro, clasificadas hoy como 501 (c)(3). Después de su reelección en 1954, el senador Johnson no vio con buenos ojos que una organización de este tipo hubiera hecho campaña por su rival republicano Carlos Watson.

A pesar de que entonces ganó con el 84,6% de los votos y los demócratas retomaron el Senado de Estados Unidos, Johnson presionó para limitar el poder de las 501 (c)(3) en las elecciones.

De acuerdo con el Servicio de Impuestos Interno (IRS por su sigla en inglés) las iglesias y otras organizaciones sin fines de lucro que están exentas de impuestos "están absolutamente prohibidas de participar directa o indirectamente en cualquier campaña política en nombre de (o en oposición a) cualquier candidato para cargos públicos”

Que sean consideradas organizaciones sin fines de lucro, también les permite recibir donaciones deducibles de impuestos, siendo este rubro una de las mayores contribuciones de sus fieles.

La prohibición significa que los ministros o pastores no pueden endosar u oponerse a los candidatos desde el púlpito, aunque siguen siendo libres para participar en el discurso político y social fuera de la iglesia.

En agradecimiento al voto cristiano

Sin embargo la postura del primer mandatario es que esa enmienda limita la libertad de expresión de los pastores y “ha tenido un enorme impacto negativo en la religión”, tal y como lo dijo en agosto ante sus seguidores en Iowa.

En varias ocasiones durante la campaña, Trump apeló con estas promesas a la base evangélica que lo ayudó a ocupar el cargo. Uno de sus más denodados esfuerzos fue la aparición ante los estudiantes de Liberty University, una de las universidades cristianas más grandes del mundo.

Ya como presidente, sus palabras encontraron eco inmediato en el Partido Republicano y solo bastaron un par de horas para que una legislación, que ha intentado ser aprobada numerosas veces en el pasado, fuera presentada en la Cámara por los representantes Steve Scalise de Louisiana y Jody Hice de Georgia. En el senado su aliado es el senador James Lankford de Oklahoma.

Llamada “Ley de equidad de libertad de expresión”, y apoyada de manera inmediata por varios grupos religiosos, la iniciativa abre las puertas para que estos se conviertan en grandes partidarios en las elecciones estadounidenses.

"Durante demasiado tiempo, el IRS ha utilizado la Enmienda Johnson para silenciar y amenazar instituciones religiosas y entidades de caridad”, dijo Hice en un comunicado. ”Como ministro que ha experimentado la intimidación del IRS de primera mano, sé lo importante que es asegurar que nuestras iglesias y organizaciones sin fines de lucro tengan los mismos derechos fundamentales que todos los ciudadanos de esta gran Nación… Estados Unidos es más fuerte y mejor cuando todos nuestros ciudadanos son libres de expresar sus convicciones".

Por su parte Scalise dijo al introducir la legislación ante periodistas que "un predicador no debería tener que obtener permiso del IRS para poder predicar a su congregación". Los tres congresistas fueron acompañados de sus grandes aliados en la causa: el presidente del Consejo de Investigación Familiar, Tony Perkins, la abogada de la Alianza por la Defensa de la Libertad, Christiana Holcomb, y el líder evangélico Monseñor Harry Jackson.

El dinero de impuestos, a las campañas

El temor de opositores y expertos que no consideran viable acabar con la enmienda Jhonson es que el dinero que las iglesias no pagan en impuestos, se vaya a contribuciones monetarias a candidatos afines a sus políticas conservadoras como la prohibición del aborto o de los derechos de los homosexuales.

Sin la Enmienda Johnson, "los miembros de la iglesia podrían dar donaciones deducibles de impuestos a una iglesia, el cual luego podría ser usado por los pastores para hacer campaña por un candidato específico", explica Robert P. Jones, CEO del Instituto de Investigación de Religión Pública en este artículo.

“Un grupo religioso podría comenzar a publicar anuncios de campaña, y los miembros de la iglesia podrían contribuir a candidatos políticos y anotarlos en sus impuestos, por ejemplo”. Permitir deducciones significaría que el gobierno estaría subsidiando - a través del código tributario - las actividades políticas y el discurso de las iglesias sobre temas ideológicos que les son afines.

"Debido a que las iglesias tienen menos requisitos de presentación de informes que los PAC (Comités de Acción Política), eso significaría aún menos transparencia en el financiamiento de campañas", argumentó Jones.

Mientras que las organizaciones políticas tradicionales deben revelar quienes son sus donantes, no sucede igual con aquellas consideradas sin ánimo de lucro como las iglesias. Según el grupo de vigilancia Ciudadanos Unidos por la Responsabilidad y la Ética en Washington, "los donantes y agentes políticos legalmente podrían desplazar muchas de sus actividades políticas a organizaciones benéficas y tendrían muchos incentivos para hacerlo", si los legisladores republicanos pasan esta ley.

"Esta orden favorecería la religión, permitiendo al gobierno penalizar algunos puntos de vista políticos de las organizaciones sin fines de lucro que sean opuestos… tal vez lo más inquietante es que esta política crearía una gran laguna para el dinero oscuro, permitiendo que las sumas ilimitadas de dinero fluyan a las organizaciones sin fines de lucro para expresar opiniones políticas, sin revelar la fuente de ese dinero”, aseveró su director ejecutivo, Noah Bookbinder en un comunicado.

Lo curioso es que aunque la enmienda existe desde los años 50 eso no quiere decir que los pastores o ministros se hayan abstenido de hacer campaña. Una encuesta del Pew Center encontró que durante la campaña electoral del 2016, el 64% de los fieles que asistieron a distintas iglesias, escuchó a sus clérigos hablar de sus posturas frente al menos uno de los siguientes temas: libertad religiosa, homosexualidad, aborto, inmigración, asuntos ambientales, inequidad económica. Entre los encuestados, el 14% también respondió que escuchó una invitación a votar por un candidato.

Sin la vigencia de la enmienda, esto ya no sería una rareza en los sermones, sino el pan de cada misa.