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Distopía mexicana: 12/Ago/2016

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Distopía mexicana: la necesidad de la educación y la participación de los jóvenes

Por Pablo Ramírez Sánchez

Séptima y última parte

VII. CONCLUSIONES

Tras un exhaustivo análisis de nuestra realidad hemos de constatar que el panorama pinta un poco decadente y que como en principio se mencionaba no dista mucho de parecerse a una distopía propia de Ray Bradbury o de George Orwell. Hemos observado que el interés por parte de los jóvenes hacia aspectos importantes, como lo es la política, ha venido en decadencia debido a la falta de confianza para con los servidores públicos, la cual a su vez es causada por los numerosos casos de corrupción en conjunto con la terrible impunidad que aflige a todo el país. En otro sentido, la educación se encuentra tambaleándose, tratando de atravesar la cuerda floja atada de manos y con una venda en los ojos y pareciera que tras cada paso que da hacia adelante retrocede otros cuatro. Debido esta gran inestabilidad se ha ido generando una verdadera crisis en el sector joven, pues carecen de una educación certera y por ende carecen de interés en participar, ya no digamos únicamente en la política, en realidad en cualquier aspecto. Como pudimos constatar, la educación da las bases y ayuda formativamente a los jóvenes a desarrollarse mediante valores éticos y morales, la educación transforma a una simple masa y la convierte en un ser vivo pensante, capaz de reflexionar y dudar acerca de lo que ve día tras día, es capaz de hacer un juicio propio respecto a lo que es mejor para él, es capaz de soñar, de imaginar un futuro próspero para él y para quienes le rodean, pero no únicamente se estanca ahí, trabajo y construye para poder alcanzar y hacer realidad dichos sueños. Por todo esto no podemos concebir una sociedad en la que la educación se encuentre fracturada, porque de ésta dependen millones de jóvenes que buscan sobresalir.
La estrecha relación entre la educación y la participación de los jóvenes es simple, sin una educación eficiente es muy difícil que un joven pueda generar por sí mismo un acto de reflexión que lo motive a querer contribuir con su patria, es en la educación en donde se deben de fortalecer los sentimientos de pertenencia, de nacionalismo y de orgullo por ser un ciudadano de México, porque con ello es como los jóvenes podrán salir a las calles y participar de manera solidaria, sin esperar nada a cambio, sin esperar a que alguien más lo haga por ellos. Sólo entonces los jóvenes volverán a retomar el liderazgo, volverán a ser ese sector tan libre, con cierta locura, que los motiva día a día a creer que puede existir un mejor país, que las cosas si pueden cambiar y tienen que cambiar. Sólo entonces los jóvenes volverán a convertirse en los dueños del pensamiento crítico, dejaran de ser únicamente un porcentaje más de la masa y comenzarán a abrir mentes a lo largo y ancho del país.
“Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?” – Mario Benedetti.