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Un “break” a la vida… 02/Abr/2020

Manuel H. Gutiérrez Martínez "Hache"
Correo: gutmar1@hotmail.com
@Hache_Gutierrez
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Reencontrarnos con nosotros mismos.

Por: Manuel H. Gutiérrez Martínez “Hache”.

Hace unos días, mientras aumentaban las recomendaciones para quedarnos en casa -en cuarentena como le llaman- debido a la contingencia que hoy vivimos, y gracias a la tecnología de nuestros días, platicaba con un buen amigo vía WhatsApp sobre los cambios que estábamos obligados a realizar todas y todos para protegernos de esta nueva amenaza llamada “coronavirus” y lo difícil que esto sería.

El trabajo en casa o “home office” -como llamamos de manera gringa-, cerrar temporalmente negocios, permanecer en casa, cambiar la rutina, lo que pasará con la economía y tantas familias que la pasarán muy mal cuando sus ingresos o empleos caigan, así como la forma de ayudarlos; el encierro y hasta hacernos a la idea de cancelar festejos de cumpleaños y compromisos si esto se prolonga tantos meses como algunos afirman. Así, con una sana distancia permitida por el internet ya que él se encontraba en Mérida desde su negocio -antes del exhorto a cerrarlos temporalmente- y yo en Espita, mi terruño -sí, aquí en el lejano oriente… de Yucatán- donde estoy cumpliendo con las correctas recomendaciones preventivas de las autoridades, concluimos que con toda filosofía y ánimo debíamos ver lo positivo entre lo mucho negativo.

“Vamos a tomarlo como un break a la vida” mencionó él -lo cual, tomé como un buen consejo de su parte- sí, a esa vida de prisas y obligaciones a la que estamos acostumbrados, a encontrar en el problema una oportunidad (o varias oportunidades), como está escrito en muchos libros y manuales, así como mencionan también tantos filósofos de la cotidianeidad. De ahí, durante varios días y horas de encierro le he dado vueltas e intento nutrir mucho más esa pequeña frase que pareciera tan simple, pero que a fondo no lo es si la analizamos.

Vivimos en un mundo rodeado de prisas, con preocupaciones, obligaciones y metas por cumplir, llenos de un “ir y venir” que nos pone “excusas obligadas” para sacrificar tiempo con los seres queridos, con los amigos y amigas, con nosotros mismos; poco espacio nos sobra para hacer un examen de conciencia del lugar en que estamos parados y a dónde queremos ir, pero, sobre todo, la forma en la que lo estamos realizando; tal vez, hasta de recordar del lugar dónde venimos y los valores básicos que nos han inculcado, de los sueños que tenemos y las pequeñas cosas que se pueden disfrutar en nuestro entorno.

Aprovechemos -los que tenemos la bendición en este país de poder hacerlo- el tiempo de este aislamiento para recordar quiénes somos, lo que nos emociona, anima y motiva, a disfrutar y dar gracias por la gente que tenemos siempre -esos que nos quieren y a los que queremos-. Veamos esto como la oportunidad de recobrar el tiempo perdido, para estar físicamente con ellos -sin olvidar a la famosa Susana Distancia- o dedicarles tiempo para estar cerca por medio de la tecnología a los que están lejos; para no olvidar a los que no la están pasando bien, pensar en una y mil maneras de ayudar, para ser mejores personas y reencontrarnos con nosotros mismos, lo cual creo yo, puede y debe servir mucho para mantener la mente positiva y que al salir de esta contingencia seamos mejores seres humanos.

Quiero finalizar esta reflexión recordando una frase que decía el inolvidable Alonso Lujambio en el ocaso de sus días "Solía ser un tipo que tenía mucha prisa y esa prisa creo que no le hace bien a nadie. Quisiera más parsimonia, un poco más de buen juicio y lograr las cosas de otro modo, con más tranquilidad y menos sentido de urgencia loca que finalmente no sirve para nada y afecta la posibilidad de que seas eficaz"… Hoy, sin lugar a dudas, estamos ante esa oportunidad.