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A 44 años de su asesinato, Efraín Calderón Lara “El Charras”, ícono de una lucha que sigue vigente

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Efraín Calderón Lara, mejor conocido como “El Charras”, fue el promotor del movimiento Insurgencia Obrera, antítesis de la CTM.

Han transcurrido 44 años desde el
asesinato de Efraín Calderón Lara, joven estudiante y posterior licenciado en
derecho por la Universidad de Yucatán (UADY) y que tuvo la idea de transformar y fortalecer el sindicalismo en
el Estado y que acabó siendo víctima –según versiones posteriores- de
funcionarios policiacos que le secuestraron y dieron muerte en el año de 1974.

Época de la convulsión político y social
para Yucatán en defensa de Calderón Lara, mejor conocido como “El charras”, que
fue promotor del movimiento Insurgencia Obrera.

Efraín era sindicalista, daba asesoría
jurídica a trabajadores, promovía su organización. El golpe iba dirigido contra
un movimiento que en Yucatán adquiría fuerza: se llamaba Insurgencia Obrera,
despuntaba desde 1971 en el país y demandaba cosas aparentemente simples como
sindicatos democráticos, mejoras salariales y respeto a la constitución y a la
Ley Federal del Trabajo.

El “Charras” era el organizador más
evidente en el Estado pero no era el único; existía un grupo grande, de origen
universitario, que había transitado de la causa estudiantil a las causas
populares. Era algo que ocurrió en todo el país y Yucatán no era la excepción.

Tal vez, tuvo incluso que ver con el
mítico movimiento del 68 que liberó una energía juvenil inédita, sin
precedentes. Empezó, quizá, en 1968 en las calles y en las plazas de la ciudad
de México.

Esas jornadas de manifestaciones
gigantes sacudieron al aparato del
Estado. Voltearon al régimen presidencialista. Sometieron a una crítica
despiadada a la cultura política de la
simulación y la demagogia. A una democracia electoral inexistente.

Confrontaron a una rígida estructura
política y ponían en duda los beneficios sobrevalorados y mal repartidos del
crecimiento económico.

En Yucatán los universitarios realizaron
acciones aisladas de solidaridad con los estudiantes de México y de condena a
la represión violenta.

Pero realmente el movimiento estudiantil
despuntó en los años siguientes. Una de sus características fue su cercanía a
las causas populares y particularmente con la lucha sindical.

En los primeros años setenta se
desataron en el país movimientos sociales en el campo y en la ciudad. En el
campo se sucedieron numerosas tomas de tierra que denunciaban la existencia de
latifundios y daban cuenta de una población campesina dispuesta a luchar por un
pedazo de tierra.

Las luchas no fueron por la tierra sino
bajo otras formas, vinculadas al crédito y la organización productiva. Pero el
conjunto muestra una geografía en la que el movimiento campesino se extiende y
se agrupa al margen de las organizaciones oficiales. Es decir, se trata de
movimientos independientes.

En la ciudad aparecieron organizaciones
en las colonias populares que se crearon por la migración campo-ciudad en medio
del crecimiento caótico de las ciudades.

Demandaban regularización de la
propiedad y servicios urbanos elementales. En todas las ciudades grandes hubo
luchas que dieron lugar a lo que empezó a llamarse Movimiento Urbano Popular;
se dieron al margen de las organizaciones controladas oficialmente. Nacieron
siendo movimientos independientes.

En el ámbito sindical sucedió la
insurgencia. Brotaron huelgas obreras por todas partes y en todo tipo de
industria. Había razones económicas: los salarios empezaban a sufrir un
deterioro continuo y las corporaciones sindicales oficiales eran incapaces de
responder a las demandas espontáneas de
la base. Eran corporaciones, como la CTM, acartonadas, autoritarias y
obedientes a las políticas gubernamentales, nada diferente de cómo es en la
actualidad.

Los estudiantes yucatecos no se sumaron
a la rebeldía del 68. En 1972, sin embargo, empezó una efervescencia que sumaba
las resonancias del movimiento estudiantil nacional y un conflicto en el PRI
donde la corriente más popular se sintió desplazada con la elección de Carlos
Loret de Mora como candidato a gobernador. Era el último año del presidente Gustavo
Díaz Ordaz.

Las federaciones de estudiantes, controladas por el partido oficial, (PRI)
adquirieron entonces posiciones
críticas.

Un joven abogado (recién egresado de la
Universidad de Yucatán, y que había sido dirigente estudiantil), Efraín
Calderón Lara, abrió un despacho jurídico al que empezaron a llegar grupos de
obreros en busca de asesoría para formular sus demandas laborales y organizarse
en sindicatos independientes.

En 1973 hubo movimientos en fábricas de
calzado, de confección, panaderías, gasolineras, empresas de transporte y de la
construcción, así como de empleados universitarios y de oficinas públicas. La
CTM fue incapaz de controlar el movimiento.

El despacho de Efraín Calderón Lara,
conocido como Charras, se llenó de trabajo. Con el apoyo estudiantil y la suma
de nuevos contingentes, el movimiento
consiguió varios registros sindicales, estalló huelgas, logró contratos
colectivos en empresas en las que ni se soñaba en lograr algo parecido.

En 1973 se logra constituir el Frente
Sindical Independiente. El nuevo año, 1974, empezó con varias huelgas y un
pronóstico muy favorable para el recién constituido Frente.

Todo esto fijó la atención en el líder
estudiantil y abogado hasta que finalmente y en medio de la movilización que
estaba provocando, fue secuestrado y finalmente apareció muerto supuestamente a
golpes.

No obstante luego la necropsia revelaría
que se trató de un balazo y su cuerpo fue encontrado en terrenos cercanos a
Quintana Roo.

A
44 años de su asesinato

Precisamente, cumpliendo el pasado
miércoles 14 de Febrero los 44 años del asesinato del “Charras”, el
sepulturero encargado de enterrarlo en
el panteón Florido, de esta ciudad, Jorge Alberto Ruiz Castro recordó todo lo
que se vivió en torno a ese crimen, mismo que consideró como “desastroso”.

El trabajador del camposanto ubicado en
la ciudad de Mérida recuerda que aquel 14 de febrero de 1974 se le designó la
labor de depositar los restos de “el Charras” en su última morada.

Sin embargo, grande fue la sorpresa de
Ruiz Castro cuando tres días después del sepulcro acudieron al cementerio
autoridades estatales para ordenar exhumar los restos del difunto activista
estudiantil.

Como se sabe, Efraín Calderón Lara fue
un estudiante universitario emanado de la Universidad Autónoma de Yucatán
(UADY), quien estaba fuertemente involucrado con la actividad política del
estado debido a sus labores de asesoramiento con varios sindicatos.

El “Charras” apareció muerto y con
visibles muestras de tortura en la carretera a Chetumal el 14 de febrero de
1974. El hecho consternó a la sociedad yucateca, particularmente a la comunidad
estudiantil.

Al recordar ese crimen, el sepulturero
consideró que ese acto fue desastroso pues no era la manera de terminar una
vida tan joven.

Comentó que no se esperaba que días
después de haber enterrado a Calderón Lara, las autoridades decidieron
exhumarlo para realizar investigaciones sobre el asesinato.

“¿Qué le van hacer a este pobre hombre
si lo trajeron todo despedazado?”, cuestionó.

Lamentó el proceso de exhumación al que
fue sometido el cuerpo del “Charras”, al contar que durante las labores para
sacar el cuerpo de su tumba había una fuerte presencia policiaca en las
inmediaciones del panteón Florido.

Ruiz Castro aún es testigo, como cada
año, del homenaje que le hacen familiares, amigos y miembros de la sociedad
civil organizada, así como la hermana del “Charras”, Elizabeth Calderón Lara,
quien a pesar de su edad aún sigue visitando la tumba del estudiante asesinado.

Homenaje

Por su parte, el líder del Frente
Activista de Yucatán y amigo cercano de Calderón Lara, Pedro Quijano Uc comentó
que cada año se realiza un homenaje en el panteón Florido, donde se deposita
una ofrenda floral en el sitio donde descansan los restos del activista.

Asimismo, consideró que aún falta
reconocer el legado histórico de Calderón Lara a través de libros de texto
gratuitos en la primaria y que se castigue “a los verdaderos responsables del
asesinato del Charras”.

Este año cerca de 50 miembros de
sindicato de telefonistas, del Monte de Piedad, y asociaciones civiles
conmemoraron el 44 aniversario luctuoso de Efraín Calderón Lara “El
Charras”. Con cantos y mantas, recorrieron el Panteón Florido hasta llegar
a la tumba de Calderón Lara, donde depositaron ofrendas florales y reconocieron
la trayectoria del líder.

Expresaron que “la lucha de El
Charras no debe ser en vano” e insistieron en que la situación económica y
política del país es grave.

Pedro Quijano Uc, líder del Frente
Activista de Yucatán y amigo cercano del Charras, dijo que este día se
reunieron a realizar esta modesta actividad. Recalcó que la causa que abanderó
Calderón Lara debido a que la clase trabajadora sigue siendo explotada en
Yucatán.

Recordó que debido al asesinato del
Charras, se realizó una huelga estudiantil en la Universidad de Yucatán que fue
del 14 de febrero de 1974 al 27 de abril de ese año para presionar al gobierno
del Estado, en ese entonces encabezado por Carlos Loret de Mola Mediz, a
reconocer que estaban involucrados en ese crimen.

Quijano Uc insistió en que el gobierno
debe disculparse por el asesinato de Calderón Lara, así como reconocer y
garantizar los derechos de los trabajadores.- Yazmín Rodríguez Galaz

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