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Presidente de la agrupación, Va por la Tierra, a propósito del Día de la Conciencia Ambiental. 19/Abr/2024 YUCATAN

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Este 27 de septiembre es el día que se realizará la segunda gran marcha por el planeta que lidera la pequeña Greta Thunberg y de manera casual es también el día casi mundial de la conciencia ambiental, esto en memoria de las personas fallecidas por un escape de gas cianhídrico que ocurrió en la ciudad de Avellaneda, en la Provincia de Buenos Aires, Argentina en el año de 1993.

Este día, aunque generalmente pasa desapercibido igual que otras fechas enfocadas a la empatización del humano con el ambiente son un paso imprescindible para que el derecho a un ambiente sano sea asequible.

Fue en 1972 en la ciudad de Estocolmo durante la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente que se proclamó que "El hecho de defender y mejorar el ambiente para las generaciones presentes y futuras se ha convertido en un objetivo primordial para el hombre" y aunque fue el inicio de un concepto que en la realidad no ha sido prioridad para casi nadie fue hasta aunque fue hasta 1988, en la ciudad de San Salvador durante el Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos que se estableció que “toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar con servicios públicos básicos, y que los Estados partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del medio ambiente”.

El derecho a un ambiente sano es uno de los derechos menos atendidos siendo junto con el derecho a la vida los dos derechos que son completamente universales, pero el error está en el concepto.

Algo primordial a considerar es que el humano como ente biológico requiere de tres componentes para subsistir, que son: agua, aire (oxígeno) y nutrimentos. Todos los demás componentes accesorios de lo que se llama desarrollo no son estrictamente necesarios para la supervivencia del organismo.

Pero regresando al tema, el derecho a un ambiente sano tiene un componente conceptual erróneo, ya que en la definición está la fragilidad del derecho.

El ambiente se define como “El conjunto de elementos naturales y artificiales o inducidos por el hombre que hacen posible la existencia y desarrollo de los seres humanos y demás organismos vivos que interactúan en un espacio y tiempo determinado” (Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente).

En este momento tan precario de la estabilidad planetaria, por lo menos para los fines que a los humanos nos compete es necesario tomar medidas de enfoque y comenzar a desarrollar planes y conceptos de manera global, integral y holística, cambiar el concepto de ambiente por el de hábitat y aun mejor por el de ecosistema, donde respetemos y tenga peso no los elementos naturales y artificiales, sino las interacciones entre los organismos. Es necesario cambiar el concepto de cultura y educación ambiental por una cultura del hábitat, del ecosistema para así en verdad poder asegurar la protección, preservación y mejoramiento del ecosistema.

Es un hecho que el papel de las organizaciones mundiales en la defensa y aseguramiento de los recursos parece no ser prioridad, donde dos de los gobiernos más poderosos no solo no hay disminuido su impacto ambiental sino al contrario, han aumentado por mucho la producción de gases de efecto invernadero entre otros indicadores de impacto.

Pero todos somos parte del problema, la mayor cantidad de gases de efecto invernadero se producen para la producción de energía y movilidad, casi el 7% de los gases de efecto invernadero se producen para mantener todo el ecosistema digital que incluye desde las redes sociales, conectividad y esas páginas de música y videos.

Tenemos microplásticos en la comida, especies en peligro y al borde de una sexta extinción, los recursos para las generaciones futuras comprometidos, una de cada 8 muertes en el mundo son por consecuencia de la mala calidad del aire y aun así se rompieron durante más de 10 días los récords de concentración de CO2 en la atmósfera, el calentamiento global y el consecuente cambio climático y todos los paradigmas que parecían muy lejanos que ya están hoy presentes, se adelantaron varias décadas y seguimos pensando en cómo impactará la economía, pero el problema no es la economía mundial, los países con menos interés como la comunidad europea, estados unidos, Australia, china, se encuentran en las zonas de bajo impacto por el calentamiento global, algunos incluso podrían beneficiarse al tener temperaturas más cálidas en sus territorios, es momento de actuar y ya no es suficiente pensar que con no pedir popote estás salvando al planeta, hay que dejar la pereza y actuar en pro del ecosistema, no es necesario salir a marchar, todas las acciones cuentan y suman pero siempre debemos seguir sumando con acciones como:

Disminuir tu huella energética,

sembrar uno o mejor aún muchos árboles,

reprodúcete con responsabilidad

no utilizar popote

respetar a todas las especies

cuida el agua

rechaza lo que no necesitas

reduce tu consumo lo necesario

repara lo que ya tienes

reutiliza y evita generar desechos

reincorpora a la tierra los residuos orgánicos

recicla lo que no pudiste utilizar

pero sobre todo, resiste a la tentación y reduce tu huella ecológica

Los humanos de hoy y la lucha por la supervivencia es una competencia desleal entre los países industrializados y las potencias económicas, pero no está perdida la batalla, con una transferencia tecnológica eficiente, con reducción del consumo en lo más posible y siendo una sociedad crítica y responsable podemos dar un gran avance en esta lucha por la supervivencia.

Pero no todo está perdido, debemos actuar ya y comenzar a pensar de manera global y actuar local para salvaguardar el ecosistema.

Maestro en Ciencias Ambientales, Salvador Castell González

Presidente Va por la Tierra

VA POR TI

VA POR MI

VA POR NOSOTROS

VA POR LA TIERRA