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Manuel Medel, el gran personaje tragicómico del cine mexicano

Ariel Aviles Marin
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Entre las figuras fundacionales de nuestro cine, una muy buena cantidad provino de los escenarios teatrales, y otros más, quizá los más entrañables, vinieron del popular y tradicional teatro de carpa. Por lo general, los que llegaron de los escenarios teatrales, tenían una calidad dramática indiscutible, sin embargo, los que nos llegaron de las carpas, llevaron con ellos el alma y el profundo sabor de lo popular, supieron recoger el espíritu del pueblo, y plasmarlo en la pantalla grande. En el primer caso tenemos a figuras como los hermanos Soler, Sara García, Manolo Fábregas, Elsa Torregrosa o Queta Lavat. De la carpa, saltan al celuloide figuras de la talla de Joaquín Pardavé, Clavillazo, María Victoria, Jesús Martínez “Palillo”, Yolanda Montes “Tongolele”, Manuel Medel y, nada menos que Mario Moreno “Cantinflas”. Los unos y los otros, llegaron al cine desde su inicio sonoro, y caminaron por el hasta el momento en el que alcanza una estatura de arte de primer nivel y lo conocemos como la Era de Oro del Cine Mexicano.
En este panorama, queremos destacar una figura que llenó páginas brillantes, en las que risa y lágrimas comparten partes iguales, y cuya actuación dejó una huella profunda en la historia del séptimo arte; este personaje es Manuel Medel, y su paso por el cine dejó una estela de personajes muy queridos, muy añorados, y que están vivos y presentes en la memoria colectiva del gran público amante del cine. Pero Medel, caminó su ruta por el cine de una manera muy definida, sus caracterizaciones son de aquellas que podemos decir que tienen un sello de identidad que las hace muy definidas, muy inconfundibles y, por tanto, muy entrañables. A Medel, lo podemos definir como el gran personaje tragicómico del cine mexicano de la Era de Oro. Su perfil característico, se acerca un tanto al de su querido compañero de carpa, Cantinflas, pero tiene sello propio y es de una calidad indiscutible y singular. De su gran talento histriónico, salieron a la pantalla figuras de profundas raíces populares, con ese agradable sabor de la provincia, no son el peladillo lumpen de la gran ciudad, no. Son alma viva del pueblo, son rescate de las tradiciones que nos vienen de un pasado profundo, y que se actualizan en un factor que es intemporal y perpetuo, la miseria.
Manuel Medel, viene al mundo en la ciudad de Monterrey, N. L., el 5 o 6 de enero de 1906, (Hay duda sobre la fecha precisa) Su padre fue actor de teatro, y su madre cantante de ópera, así que, desde su nacimiento, su vida está ligada a los escenarios y tuvo una infancia errante, pues sus padres, por su trabajo, se movían constantemente por todo el país. Esa circunstancia marcó su vida y puso las bases para los personajes que Medel crearía en el cine en el futuro. En 1922, a los dieciséis años, incursiona en la actuación, en un medio profundamente popular, el teatro de carpa. En ese ámbito dará vida a un personaje que alcanzará gran popularidad, Don Mamerto. En este género teatral, Medel viajará a los estados Unidos, donde conoce a un viejo judío del cual nunca reveló el nombre, pero del que tomó los elementos para la composición de su personaje. La ropa de talla mucho mayor que su cuerpo, y una palidez de rostro impresionante, son los elementos tragicómicos que caracterizaron a Don Mamerto, y que luego se traspolarían a los del cine. Tal parece que esa gran pobreza de su personaje, marcó su propia vida, pues Medel, después de triunfar rotundamente en el cine en su etapa más brillante, muere pobre y olvidado en 1997, a los noventa y un años. Fue muy notorio y lamentable que a su funeral no asistieran amigos ni compañeros de trabajo, en general, muy pocas personas asistieron a despedir al que fue un ídolo del cine de la Época de Oro.
Otra etapa muy brillante de su carrera, fue la llevada a cabo con la que fue su esposa, la gran cantante y actriz cubana Rosita Fornés, fallecida hace un año, con la que integró la gran Compañía de Operetas y Zarzuelas Medel-Fornés, que brilló con gran fuerza en todos los teatros de la república. Rosita fue una gran tiple y una diva del género lírico, y Medel destacó como lo que en ese ámbito se llamó, actor de carácter. Hubo papeles de los que Medel hizo una verdadera creación, como el Niegus, de la Viuda Alegre; o Armando el bohemio, de El Conde de Luxemburgo; así como el Sargento Tricot, de la zarzuela Los Gavilanes. En 1952, después de su temporada en Mérida, Rosita Fornés se separa de Medel y se va a Cuba con su hija Rosa María, única hija de ambos, y lo deja en una soledad que lo acompañará hasta el fin de su vida. Ese personaje, el hombre solitario, es el que hará brillar a Medel en su mejor época del cine mexicano, pero lamentablemente fue también su papel en la vida. Al inicio de su incursión en el cine, hace pareja cómica con Cantinflas, como en ¡Así es mi Tierra!, Águila o Sol, El Signo de la Muerte y Carnaval en el Trópico. Después de este último filme, sigue su carrera como actor solitario, en el cine y en la vida.
1944, marca la cúspide de su carrera cinematográfica, pues ese año filma La Vida Inútil de Pito Pérez, película basada en la gran novela de José Rubén Romero, del mismo título, y obra cumbre de la narrativa de la Revolución Mexicana. Medel, hace de Pito Pérez una actuación de calidad singular, deja en el personaje una identidad de vida. Dos versiones más se hacen de la historia, protagonizadas por dos grandes también, Tin Tan e Ignacio López Tarso, pero la que trasciende en el tiempo, es la de Medel Otras dos cintas completan la consolidación del personaje del hombre solitario, Bartolo Toca la Flauta, en 1945 y El Hijo de Nadie, en 1946. Bartolo y Policarpo se unen a Pito Pérez para inundar el alma de Medel con esa soledad que llevará a cuestas hasta el fin de sus días. Esa alma triste y trágica del pueblo mexicano pobre, encontró en Medel su intérprete de identidad total. La vida del barrio, de la casa de vecindad, son retratadas con profundidad magistral por Medel, como nadie en el cine mexicano.
Otras películas importantes de Manuel Medel fueron, Rancho de mis Recuerdos, Hijos de la Calle y Casa de Vecindad. Luego de una ausencia de muchos años, Medel reaparece en 1975, en Las Fuerzas Vivas, luego vienen Maten al León, La Mugrosita, Esos Viejos Rabos Verdes, y finalmente, en 1986, Como si Fuéramos Novios, después de la cual desaparece silenciosamente, hasta su muerte, ya triste, solo y olvidado. Tuvo una segunda esposa, llamada Isabel Bucio, pero de su relación muy poco se sabe.
Ese dolor profundo, y esa terrible soledad acompañada, hacen de Manuel Medel el gran personaje tragicómico del cine mexicano. Desde la triste sonrisa de Pito Pérez, Medel proyecta el dolor y la tragedia del pueblo pobre de México.
Mérida, Yuc., a 17 de febrero de 2021.

*Las fotos son del archivo de Salvador Peña L.

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